La refrescante conversación de GT Women con dos profesionales, madres de familias numerosas.
Con los datos de natalidad más bajos desde que existen registros y unas cifras de desempleo que muchas veces apetece no mirar, resulta refrescante y extraordinariamente inspirador encontrar casos de mujeres profesionales y madres que triunfan y que compaginan esos éxitos entre el ámbito familiar y sus caminos profesionales.
Es evidente que el sistema actual, esa aceleración vital e incluso el propio mercado laboral no facilitan ni promueven construir familias y carreras de éxito al mismo tiempo (y una carrera de éxito no significa únicamente llegar a ser Directivo del Ibex 35, sino sentirse plenamente realizado y orgulloso de lo que uno ha logrado llegar a ser, tanto a nivel personal como profesional). Otra cosa bien distinta es que no se pueda conseguir, con esfuerzo, resiliencia, brillantez, eficiencia, constancia, liderazgo…y mucho amor. Claro que se puede y precisamente dando luz y voz a cualquier mujer, a cualquiera, comprobamos porque el liderazgo femenino no es una cuestión de cuotas, sino de meritocracia y talento. Seamos claros, ni de lejos se pone en valor el esfuerzo y reto que supone para la mujer ser madre en el cada vez más demandante actual entorno laboral.
Y por eso hemos juntado hoy a dos excelentes profesionales para que nos muestren cómo es posible conciliar una vida profesional en la que sentirse realizada (donde caben la ambición y el crecimiento) con el rol de madre de familia numerosa.
De un lado, Simone Da Costa, International Solutions Consultant en Refinitiv (perteneciente a London Stock Exhange) y madre embarazada de su sexta hija (la mayor con 6 años todavía). Del otro, Icíar Frías Martínez, con toda una trayectoria profesional en Naturgy y madre de 5 hijos (ya de otras edades – 18, 16, 13 y mellizas de 9- y por tanto en otra etapa, retadora y gratificante, como todas las etapas cuando hablamos de educación). Ojalá estas reflexiones de dos mujeres que no se consideran exitosas, pero sí privilegiadas, ayuden.
¿Cuál es el secreto organizativo para sobrellevar una tan exigente situación familiar con trayectorias profesionales exitosas (horarios, logísticas, roles incluso internacionales, objetivos, viajes…)?
Icíar Frías: Creo que no hay secreto ni receta mágica. Es verdad que la realidad te va poniendo circunstancias y retos a los que nosotros tenemos que decir “sí” para afrontarlos, pero ese sí no hubiera sido posible si no hubiera contado con el apoyo de mi familia, especialmente de mi marido y mi madre cuando los niños eran bebés. Hubo una época en la que me coincidieron muchos viajes internacionales con mis mellizas con pocos meses de vida y cuando la gente me preguntaba que como lo hacía, mi respuesta siempre era que éramos un equipo en casa (liderado por “El de arriba”), y que sin ese equipo yo era incapaz de hacer nada.
Necesito evidentemente una pequeña planificación de las cosas, pero a la vez vivo continuamente reordenando prioridades según los miles de impactos que nos van llegando al día, bien por el lado profesional y/o personal (en los días que vienen intensos, suele haber impactos por todos los flancos ?)
Como todo en la vida, es un proceso de aprendizaje en el que nos vamos educando. En los principios te ves desbordada y poco a poco vas aprendiendo a priorizar según lo que tienes cada instante delante, y a relativizar la importancia de cada cosa. Siempre me acuerdo que una de las mejores jefas que he tenido, con la que más he crecido en todos los sentidos, me decía cuando se nos acumulaban los problemas que “los marrones de a uno”, y me infundía mucha paz. También la frase de Santa Teresa de Jesús que oía repetir a una compañera de trabajo, me parece un buen ejemplo de como se puede afrontar todo: “Cada día tiene su afán”. Sabemos que el tiempo es finito y no podemos abarcarlo todo, pero sí está en nuestras manos ponerle atención y corazón a lo que hacemos en cada momento, da igual que sea atender a un compañero, escribir un email a un cliente, una tutoría de un hijo, la visita al médico, etc. ¿Y cómo saber que tenemos que priorizar? En esto soy muy partidaria de escuchar dentro de nosotros, si lo hacemos de verdad, sabemos qué cosas son importantes en un momento dado y cuáles no, y que cosas nos hacen bien y cuáles no.
Para mí actualmente es fundamental hablar en casa con mis hijos, que entiendan que el esfuerzo que hacemos es un bien para todos (no sabes cómo me cuidan mis hijas pequeñas los días que ven que estoy pasando por alguna dificultad en el trabajo).
Y lo que es verdad es que muchas veces con estos ritmos tan demandantes se crean unas inercias en las que nos dejamos llevar, y necesitamos volver a reafirmar que es así la forma en la que queremos vivir o que deberíamos cambiar. Necesitamos encontrar espacios donde descansemos de verdad y podamos pensar con paz. Yo lo encuentro a través de la psicología, de la lectura de un buen libro, en un rato con mi marido y mis hijos tranquilo sin planes, en un rato de conversación con un buen amig@, en un concierto con amigos…
Simone Da Costa: Creo que en esto de organizarse en el día a día, más que hablar de secretos habría que hablar de realidades. Nuestra realidad es que tuvimos 5 hijos en 4 años y medio y que, si Dios quiere, en Octubre tendremos a la 6ª. Cursan sus estudios en dos centros distintos con horarios variados y todavía no hemos logrado ser omnipresentes. La primera nació cuando llevaba 3 años en mi empresa y tenía un rol local, mientras mi marido se había lanzado como emprendedor. La última nacerá, si Dios quiere, habiendo cumplido 10 años en la compañía y ocupando ahora un rol internacional, mientras mi marido es responsable de un negocio exitoso y reconocido. Partiendo de esta realidad, todos los días hay gente (ya sean amigos, compañeros y hasta desconocidos por la calle) que me pregunta cómo lo hacemos, cuál es el secreto o que si tengo super poderes…Siempre les digo lo mismo. No hay secretos, hay realidades. Estas son algunas de mis pautas de organización:
- Despiértate antes que los niños para ducharte y tomarte un café en paz antes del lío matutino y aprovecha ese rato para planificar tu día laboral antes de que empiece el barullo.
- Prepara todo lo que puedas la noche antes (ya sean mochilas, medicinas, lavadoras, uniformes etc). Cuantas menos cosas tengas que hacer por la mañana, más ‘zen’ llegarás a tu mesa de trabajo.
- Comparte las tareas con las personas que te rodean. Por las mañanas visto, peino, doy de desayunar etc. Cuando llega la persona que nos ayuda en casa, me voy con la mayor a su cole y ella se lleva al resto a la guardería. Por la tarde, recojo yo a la mayor y mi marido a los pequeños. Esto permite que cada uno encaje su jornada laboral y ninguno nos “perdamos” muchas cosas, porque cada fase de crecimiento, cada edad, se tiene que disfrutar. No pretendas abarcarlo todo sola – aunque en ocasiones te toque hacerlo y entonces te das cuenta de que eres capaz -, porque tener familia tiene en común con la vida laboral que ambos son trabajos en equipo y hay que saber delegar y organizar tareas.
- No te asustes por los viajes de trabajo. Con el tema COVID ha cambiado mucho la situación, pero a mí personalmente, que mi trabajo conlleve viajar un par de días al mes, es una de las cosas que más me puede motivar. Viajar, aunque sea un viaje laboral, te permite salir de tu día a día, desconectar de tu hábitat normal, tener tiempo de reflexionar y hasta de echarles de menos, hablar con gente nueva, conocer culturas y, bueno – no puedo callármelo – te permite ducharte durante el tiempo que decidas, con la música que tú quieras, sin nadie pateando tu puerta con las luces on/off al soniquete de ‘mamá, mamaaaá, ma-má, mamiiiiii’.
- Sé practico: cualquier desplazamiento con las manos vacías es un desplazamiento nulo, o en vez de hacer 5 tortillas francesas, hacer una y dividir. Lo mismo es aplicable en el curro: piensa en la eficacia y la eficiencia en lo que hagas. Si alguien te manda un correo que tardas menos de 2 mins en responder, respóndelo al momento y olvídate. El espacio mental es como el de los ordenadores, no es infinito y no merece la pena que se cargue de información inútil ni estrés innecesario.
Es evidente que sois grandes líderes de equipo en vuestras familias, ¿extrapoláis ese liderazgo a vuestras organizaciones? ¿Aprovecha vuestra compañía vuestra evidente capacidad de gestión?
Simone Da Costa: Hoy mismo comentaba en la reunión de equipo diario que tenemos (instaurado por COVID para hacer un ‘check in’ laboral y mental) que hay veces que me siento como la madre del equipo. Se reían, en gran parte porque ya tengo muchos hijos, pero también porque todos tienen más años que yo (no digo que sean más mayores porque hay días que siento que tuviera 70 años, pese a un corazón de treinteañera y el gusto musical de una teenager). La capacidad de dar importancia a las cosas que la tienen, digerir la información que recibimos, compartir las cosas con los demás, y priorizar según la escala importancia/urgencia son cosas que resaltan en las One-to-One con mi jefe, quien además me pide que siga transmitiendo con naturalidad en nuestras reuniones.
Además, como siempre estoy buscando maneras de facilitar el día a día a nivel administrativo (porque de eso no nos libramos ninguno), soy la primera en poner en práctica las novedades (integraciones de Salesforce, LinkedIn etc), para automatizar ciertas tareas inevitables y me gusta dedicar tiempo a compartirlo con los demás compañeros. Siempre se preguntan cómo me entero de estas cosas y es porque si veo que me puede ahorrar tiempo/esfuerzo, entiendo que me compensan los 5 minutos de lectura y programación.
Icíar Frías: En mi opinión ese liderazgo que comentas es algo que se va formando de forma conjunta en tu persona con todos los aspectos de tu vida. Según vas creciendo y viviendo experiencias, cada vez más entiendo la vida y nuestra posición ante ella, como una sola, por lo que intento ser la misma persona en casa que en el trabajo. Evidentemente no en todas las circunstancias estás igual de cómoda, pero todo lo que pueda aportar lo intento hacer actuando de la forma más auténtica e integra posible en ambos planos.
Hubo una época que gestionaba contratos, pocos pero de mucho impacto, y me gustaba pensar que cada email o llamada que me intercambiaba con los clientes necesitaba su mimo, y pensaba que en el fondo era como en casa, ninguno de mis hijos puede ser tratado de la misma forma, hay que estar atento a sus necesidades, su personalidad y según el momento.
Después de todo lo que habéis vivido, imagino que no os arrepentís del camino que habéis seguido, pero ¿qué hubiera supuesto para vosotras en el ámbito laboral no haber tenido familia numerosa?
Simone Da Costa: Honestamente, no sé ni cómo contestar la pregunta, porque me es imposible imaginar mi vida sin mis hijos. Y eso que hace tan sólo 7 años no tenía ninguno. ¿Tendría mejor puesto si no tuviera hijos? Siendo 100% sincera, lo dudo mucho. Hago un trabajo que me llena y me reta todos los días. No soy CEO ni Directora General, tampoco sé si entra en mis aspiraciones porque el equilibrio actual me permite dedicar tiempo a mi vida y mi familia.
Un inciso sobre la familia (aunque a los gobernantes le guste tanto debatir el término). Aunque la familia numerosa es aquella que componen los padres y al menos 3 hijos más (en nuestro caso, familia numerosa especial) y es evidente que formarla y desarrollarla requiere tiempo, paciencia, amor y practicidad, la familia de 1-2 hijos requiere de lo mismo. El otro día lo hablamos mi marido y yo: hay muchos matrimonios que por las razones que sean no tienen hijos, pero ellos también son familia y su equilibrio necesita los mismos ingredientes.
¿Tienen mejores puestos los que no tienen hijos que los que tienen 1-2 o los que tenemos muchos? No, necesariamente. Yo diría que no tengo claro que no haber tenido familia numerosa me hubiera impulsado más profesionalmente. Tampoco lo paro a pensar, porque lo importante es tener una vida laboral plena y una vida familiar que te haga crecer, sea cual sea su tamaño. Creces gracias a tu familia y a tu trabajo, de eso no hay duda.
Icíar Frías: En mi caso, tengo que reconocer que nunca he pensado que hubiera tenido más oportunidades profesionales por el hecho de no haber tenido familia numerosa, al contrario.
Es verdad que no soy ambiciosa profesionalmente, al menos visto desde el punto de vista de querer alcanzar un objetivo profesional determinado. Pienso que las oportunidades que se me han ido presentando han sido las mejores para mí como persona en cada momento. Y a pesar del esfuerzo físico y psicológico que pueda suponer en muchas ocasiones, lo que sí tengo claro es que la maternidad me ha hecho afrontar el trabajo de forma cada vez más madura y más práctica. Lo he comentado muchas veces totalmente en serio, que para las empresas eso debería ser un plus en nuestro CV ?: Capacidad de gestión, priorización, resolución, adaptación a los continuos cambios de planes, tolerancia a la ambigüedad, flexibilidad (puedes tener el día más organizado del mundo pero si tu hijo se pone malo todo lo demás pasa a otro grado de importancia, o por el otro lado, un plan personal el viernes por la noche que te apetece mucho pero que tienes que trastocar por atender una llamada de un cliente que si no lo haces puede poner en peligro que descargue un barco).
Afortunadamente, en la mayoría de las ocasiones me he sentido muy respaldada por mis jefes y compañeros.
No sé cuánto hay de mito y cuánto de realidad, pero mi sensación es que las mujeres no os vendéis en el plano profesional. ¿Estoy en lo cierto? ¿A qué creéis que se debe?
Simone Da Costa: Creo que aquí le has dado en el clavo. Los hombres y mujeres, generalizando obviamente, somos muy distintos.
Para empezar, un claro ejemplo está en la necesidad de reconocimiento. Yo no necesito que me digan que soy una buena madre ni buena profesional para saberlo. Hago lo que puedo, lo acepto y me esfuerzo para ser cada día una mejor versión de mí misma, en todos los aspectos. No compito con los demás compañeros sino conmigo misma.
Dicho esto, hay un ejemplo clarísimo de lo distintos que somos. Cuando sale un puesto de trabajo más de ‘gestión de equipo’ o más ‘senior’ nosotras nos lo pensamos más, nos auto-ponemos barreras, subrayamos las razones por las que no encajamos… Nuestros homólogos varones se lanzan aunque no cumplan con casi ninguno de los requisitos. Y no me parece mal, es simplemente que las mujeres y hombres somos diferentes y no podemos pretender aspirar a ser lo mismo.
Icíar Frías: Creo que no se puede generalizar, pero en mi caso sí reconozco que hay dos palabras desde que comencé en el mundo profesional que nunca he podido entender como obligación: la visibilidad y el networking. Desde que empecé a trabajar me decían que me tenía que hacer visible, que el éxito está en saberte vender o la importancia del networking. Y creo que por sí solas son palabras vacías. Cuando entendemos quienes somos y qué es lo que nos mueve, es cuando empezamos a “generar” un entusiasmo, una marca personal que es la que habla por nosotros de manera auténtica. Y como todo, habrá personas que te “compren” y otras que no, pero viviremos de forma coherente a nosotros mismos.
Lo mismo con el networking. Las personas tienen distintas habilidades para relacionarse y crear relaciones, pero para mí el buen networking te lo dan los lazos “de verdad” que creas de tú a tú con tus amigos, compañeros de trabajo, etc. a través de un trabajo y trato serio, con respeto, confianza y humanidad.
¿Qué han hecho vuestras compañías para facilitaros la conciliación vida familiar (extrema en vuestro caso) y vida profesional? ¿Qué otras cosas se pueden hacer en el nuevo paradigma laboral?
Simone Da Costa: Mi empresa en general, y mi Manager en particular, son la razón por la que todo fluye a nivel laboral. En parte porque entra en la política y cultura de nuestra compañía, y en parte porque me lo he ganado con mi desempeño.
Han instaurado un día al mes y una hora al día llamados ‘We-Day’ y ‘Me-Hour’ para que lo dediquemos a lo que queramos: Leer un libro, escuchar un podcast, dar una vuelta en bicicleta, perfeccionar tu receta de lasaña, aprender un idioma, estudiar algo online, tomar un café con un amigo… Esto me ha dado la vida para ganarle tiempo al día y para perder la sensación de llegar a todas partes corriendo.
También ayuda crear un entorno de mucha confianza. No te van a decir nada si te conectas 15 minutos tarde o te vas una hora antes; siempre y cuando cumplas con lo que tienes que hacer, llegues a tus objetivos y rindes al máximo el tiempo que estés. Yo soy la primera que por responsabilidades familiares me suelo desconectar antes de tiempo pero luego lo compenso contestando correos a primera hora de la mañana o terminando cosas una vez duermen los niños.
Esto, sin un Manager que entienda la particularidad de cada miembro de su equipo, no sería factible. Me contrató en Madrid para que me uniese a su equipo (todos basados en Londres), con un bombo de 6 meses. Luchó para que me incorporara a su equipo cuanto antes (para que mi primera nómina como parte de su equipo fuese el día después de dar a luz y para que la subida salarial que implicaba el cambio de equipo fuese efectivo desde el primer momento posible). Ahora que se acerca la fecha de 5º parto (porque tuvimos gemelos), sigue contando conmigo plenamente, dándome responsabilidades como si nada (y también el derecho a descansar todo lo que necesite). Paul, eres un fenómeno.
Icíar Frías: Para mí ha sido muy importante la confianza que han depositado en mí mis jefes, dándome la flexibilidad en los horarios que he necesitado. Es evidente que esa flexibilidad se puede dar cuando hay responsabilidad en el cumplimiento del trabajo y compromiso. Si no, no funcionaría.
Pero para mí es la clave: Confiar en las personas y permitir que puedan organizar la vida profesional y personal de la manera más equilibrada. Lógicamente, según los objetivos de cada profesión, podrán marcarse unos requisitos u otros, pero en general es dar espacio al empleado para que pueda realizar su trabajo de la forma más completa y feliz posible.
El teletrabajo en los inicios de la pandemia, parecía ser el principio de esa convivencia con una forma de trabajar más flexible. Pero en mi opinión se ha desvirtuado y lejos de permitir mayor flexibilidad, nos está esclavizando más a todos, con una exigencia a veces inconsciente de respuesta inmediata que no es nada sana.
Creo que habría que aprovechar este hábito que ya tenemos de teletrabajo para permitir la flexibilidad y conciliación, pero estableciendo unos límites, que aunque tienen que empezar por nosotros mismos, las empresas deberían favorecerlos para cuidar la salud mental y como consecuencia contribución optima de sus empleados.
Pandemia, confinamiento, teletrabajo y Filomena…después de quitarme el sombrero ante vosotras, ¿qué ha significado este año para vosotras?
Simone Da Costa: Realmente los últimos 2 años han sido muy reveladores, de esfuerzo constante y aprendizaje continuo. Cinco meses antes del confinamiento perdí repentinamente a mi padre por un ictus. Pude irme a Lisboa en cuanto llegó la noticia, para pasar el tiempo con él en el hospital y para acompañar a mi madre. Aunque somos 5 hermanos (y lidere claramente el ranking de número de hijos), soy la que más cerca vive. Gracias a la organización en casa y la suerte de trabajar en mi empresa, pude acompañarlo hasta el final. Nadie me preguntó por mis días de vacaciones ni por mis resultados (al contrario, sólo me preguntaban por cómo estábamos y qué podían hacer por nosotros). El esfuerzo físico y mental de esa situación, combinado con el aprendizaje de saber que no se cae el mundo por ausentarte un tiempo de tus responsabilidades laborales, cambió mi perspectiva para siempre.
Dos meses antes del confinamiento estrenamos oficina nueva y el cambio de aire me vino de maravilla. Empezamos a ir al gimnasio a mediodía (sesiones HIIT) y te das cuenta de lo importante que es dedicarle un tiempo al cuidado físico. Tener el cuerpo sano hace que el resto fluya: Rindes mejor en el trabajo y atiendes mejor a los peques.
Empezó la pandemia y aquellos 100 días encerrados en casa, asumiendo más roles que nunca: madre, trabajadora, ama de casa, profesora, animadora, y hasta aspirante de Masterchef. ¿La lección? Que cuando las cosas se complican de verdad solo existe una opción y es remangarse y afrontarla con la mente abierta, cargada de paciencia y confiando que ‘esto también pasara’.
Resumiendo, aprendí gracias a estos acontecimientos que la familia es lo primero, el mundo no se cae si te ausentas, hay que cuidarse por dentro y por fuera, y que teniendo fe y paciencia todo se consigue superar.
Icíar Frías: La pandemia y los confinamientos que hemos vivido han sido situaciones tan excepcionales y tan dramáticas en nuestra vida que ha sido un continuo proceso de afrontamiento y adaptación. Ha sido un año muy difícil, porque a la situación del confinamiento en mi caso se unió una auténtica locura de trabajo difícil de sobrellevar con unas dinámicas a las que no estábamos acostumbrados, por lo que las cosas que solías hacer en automático se volvían de repente muy complejas y el desgaste era brutal.
A la vez la responsabilidad de mantener un ambiente “sano” en casa y lo más “amable” posible para todos. Pero es cierto que, para mí, reconozco que ha sido ocasión para focalizarnos en lo importante y de agradecer, de no dar por supuesto a nadie ni nada de lo que tenemos en nuestra vida.
Es una tontería, pero en la semana de Filomena en la que en Madrid había -12 grados, no podía dejar cada día de dar gracias a Dios por el agua caliente, algo tan básico y que damos por descontado.
Y lo más grande, ha sido ocasión preciosa de unión con mi familia y de descubrir como respondían mis hijos en sus diferentes etapas ante esta situación, y de aprender mucho de todos ellos.
¿Cómo animaríais a otras mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, a no tener miedo a la familia, a no pensar que el éxito profesional depende de ciertas decisiones personales, que quizá el éxito lo engloba todo y no solo el título de nuestra tarjeta, que la ambición no se frena en seco cuando tenemos hijos o en definitiva, que se puede tener una carrera exitosa y construir una familia a vuestro alrededor?
Simone Da Costa: Tener miedo a la familia es como tener miedo a la vida. Lo primero que nos rodea y nos acoge cuando nacemos es nuestra familia. Nos cuida, nos alimenta, nos enseña, nos reta, nos mima, nos regaña, y nos quiere. Luego pasamos, de media, 21 años rodeados de la familia y es sin duda, el trampolín que nos convierte en las personas que somos antes de echarnos a volar y encontrarnos con la vida laboral. Es entonces cuando podemos descubrir una segunda familia – la de la empresa. Y sin darnos cuenta, nuestro éxito profesional depende de cómo nos involucremos en ese nuevo entorno.
No medimos el éxito que tenemos como hijo ni hermano en el puesto que ocupamos profesionalmente. Yo soy la tercera de cinco y no me hace ni mejor ni peor que mis hermanos. Me esfuerzo por apoyarles, por crecer, por ayudar, por contribuir para que haya armonía y paz en el ambiente familiar. Igual que cada uno lo hace a su manera.
Igual hago en mi puesto de trabajo. Formo parte de un equipo más grande, donde mi éxito no tiene nada que ver con el título que aparece en mi tarjeta de visita (o mi perfil de LinkedIn), sino en cómo siento que contribuyo a que consigamos los retos que nos propongamos entre todos.
Si pienso qué es el éxito para mí, es sentirme realizada, feliz y saber que empujo para que los objetivos se consigan (muchas veces a base de pequeños logros). No porque sea la `mandamás´, sino porque realmente creo que las partes en su conjunto suman más que cada uno por individual. Dicho de otra manera, mi ambición no es alcanzar un puesto por su nombre, sino por lo que implica. ¿Descarto ser Directora General? No. ¿Dudo mucho que lo llegue a ser? Sí. Pero no porque haya tenido los hijos que tengo, sino porque el éxito global lo mido en ser la mejor Simone – mujer, madre, hija, empleada – en ese orden. Ser madre me ha hecho mejor mujer, mejor hija y mejor empleada. Si no llegase a ser madre creo que no sería la misma mujer, hija ni empleada. Así de claro.
Icíar Frías: Ante todo yo animaría a todas las mujeres a creer en ellas mismas, y a escucharse y, si su vocación es ser madre, a ser valientes y libres. Se puede compaginar trabajo y maternidad perfectamente, aunque por supuesto cada una tenemos que ir continuamente reequilibrando donde ponemos nuestras fuerzas para que la ecuación dé como resultado una vida plena. Creo que es importante conocernos, saber qué cosas nos dan energía y cuales nos la roban, descubrir que nos apasiona y de qué vivimos, e intentar no perder el foco, porque a la larga, acabaremos rechazando aquello para lo que no estamos llamados.
Igual que la figura de una madre es fundamental para que una familia y una casa funcionen de manera puntual y sostenible, es evidente que en las empresas es necesario impulsar el liderazgo femenino para conseguir equilibrio, eficiencia y sostenibilidad.
Icíar es un ejemplo de brillantez y constancia.
Simone ejemplifica la resiliencia y el amor.
Mi madre, ama de casa y madre de 5 hijos, ha sido también un ejemplo de profesionalidad, liderazgo y esfuerzo.
Todas son un ejemplo.
Todas sois un ejemplo.
Santiago Casanueva es Managing Partner de GT Women, GT Pioneers y GT Linkers
GT Women es la marca de GT Global Talent creada en Enero de 2021 como respuesta a nuestro compromiso por conseguir un mundo mejor, más equilibrado y sostenible, apoyando a las empresas a crear ambientes saludables promoviendo el Liderazgo Femenino y Transformador, como una palanca clave para generar valor y crecimiento sostenible en las compañías.